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En un proyecto es determinante la mentalidad y las expectativas que tengan todos los involucrados. Esto no puede dejarse a la suerte, ya que, si bien (al menos en teoría) podemos asumir que al inicio todos los involucrados buscan que el proyecto sea exitoso, esto puede llegar a cambiar abruptamente conforme va avanzando el proyecto.  

Independientemente de si estamos del lado del equipo responsable de implementar (proveedor interno o externo), o del lado del equipo responsable de validar y aceptar aquello que se está implementando (cliente interno o externo), la mentalidad con la que abordemos cualquier problema va a incidir en su resolución. A medida que el proyecto se va desarrollando, resulta inevitable que se vayan dando diferencias dado el inherente factor de incertidumbre que pudiera incidir en los alcances, tiempos y/o costos. Por eso en este punto nos centraremos en el equipo encargado de validar y aceptar, ya que la mentalidad más adecuada si pretendemos que el proyecto sea exitoso, no es la mentalidad de "clientes".

Pensemos en la siguiente analogía: Las diferencias de mentalidad que se dan al vacacionar estilo "mochilero" versus vacacionar estilo "todo incluido". En este último, resulta casi inevitable ponernos en modo "cliente exigente", evaluando si el coctel de bienvenida estaba lo suficientemente frío, si las sábanas de la habitación eran lo suficientemente suaves o si las cortinas de verdad eran "black out"; en una frase, en nuestra mente el objetivo es "que se nos complazca". Qué diferencia cuando nos ponemos en modo "compañero de viaje", donde sabemos que se debe llegar al destino fijado,  haciendo rendir al máximo el presupuesto y que para ello estamos dispuestos a "soportar ciertas incomodidades" que en otro contexto no soportaríamos. Un proyecto es como un viaje, de construcción, de descubrimiento, de alcanzar resultados; y a veces no existe forma de complacer a todos.

Lo que sí puede ser muy fácil es comenzar a "formar bandos" cuando los problemas comienzan a surgir, enfilándonos hacia una postura de "cliente versus proveedor problema" (¡y no somos ingenuos, sabemos que existen tanto los proveedores problema como los clientes problema!). Sin embargo, si desde etapas tempranas del proyecto cuidamos que todas las partes tengan y mantengan una postura de "cliente + proveedor versus el problema", evitando la formación de bandos, es mucho más probable que la solución de los problemas se aborde de manera colaborativa y profesional, reemplazando la búsqueda de culpables, por la búsqueda de soluciones razonables. Por ello, decimos que la mentalidad más apropiada para el éxito de un proyecto es la de "compañeros de viaje".

Para RECH, la Gestión del Cambio eficaz consiste en abordar eficazmente la dinámica organizacional, es decir el aspecto humano y su interacción con los procesos y con la tecnología, para la ejecución de iniciativas de transformación concretas, ayudando a los involucrados a mantener la mentalidad propositiva y eficaz en el contexto de los proyectos.